
Introducción
La pandemia del COVID-19 impactó a la sociedad de maneras sin precedentes. Las características clave de la pandemia incluyen su expansión global, con más de 83,5 millones de personas infectadas y 1,8 millones de muertes entre enero y diciembre de 2020 en todo el mundo, y con casi 609 mil (608.973) casos confirmados acumulados y 16.608 pacientes fallecidos al 31 de diciembre de 2020 en el caso chileno, según cifras del Ministerio de Salud (MINSAL, 2020). La ausencia de un tratamiento médico eficaz y de una vacuna durante el primer año de la pandemia, así como de estrategias para controlar la crisis de salud generaron la cobertura noticiosa más extensa y profusa de cualquier urgencia sanitaria en la historia.
La pandemia ha sido abordada en Chile desde múltiples ángulos: cómo los hospitales enfrentan el virus para cubrir la demanda de camas críticas, cómo la ciencia explica la aparición del COVID-19 e intenta encontrar una vacuna efectiva, cómo las autoridades toman medidas políticas para enfrentar la pandemia, los impactos que la crisis sanitaria trae para la economía general y el bolsillo de las personas, cómo cambia el estilo de vida durante las cuarentenas y se comienza a vivir en un estado de “nueva normalidad”, cómo el deporte adapta su programación en tiempos de COVID-19, o cómo las celebridades enfrentan el día a día producto de las condiciones sanitarias.
En particular, las plataformas digitales utilizadas por los principales medios para comunicarse con su audiencia desempeñaron un papel clave en la difusión y discusión de la enfermedad y sus múltiples consecuencias. Sin embargo, desde el comienzo de la crisis, el rol del periodismo y de los medios en el mundo fueron objeto de un intenso escrutinio por parte del público, chequeadores de datos, políticos, funcionarios de salud y los propios científicos, siendo criticados por causar pánico innecesario, promover conductas de riesgo, mostrar sentimientos negativos, difundir información errónea y generar una falta de confianza entre los diferentes grupos de la sociedad. El periodismo y los medios también han sido acusados de confiar demasiado en fuentes oficiales y de proporcionar una cobertura condescendiente y poco crítica de la crisis (Boberg et al., 2020). Algunos sectores también los han juzgado por politizar en exceso la cobertura de la pandemia (Hart et al., 2020).
En nuestro país, diversos estudios de opinión mostraron que, así como el consumo de noticias aumentó significativamente durante la pandemia, también lo hicieron los niveles de desconfianza en la información entregada por los medios. Una investigación realizada por investigadores del Reuters Institute for the Study of Journalism de la Universidad de Oxford dio cuenta que en 2020 un 70% de la población nacional desconfiaba de los medios de comunicación, relacionándolos con los poderes fácticos y con la difusión de noticias falsas (Newman et al. 2020). Dicha cifra creció un 23% en los últimos dos años y ubicó a Chile como el país que más desconfía de las noticias que consume en toda Latinoamérica. Otra encuesta realizada en Chile por la empresa Feedback entre abril y mayo de 2020 encontró que mientras cinco de cada diez chilenos desconfiaban de la información publicada por los medios online, seis de cada diez lo hacían de los medios impresos y siete de cada diez, de la televisión. Ipsos (2020) también analizó la confianza dada por la ciudadanía a la cobertura informativa de la pandemia, encontrando que un 50% consideraba “nada confiable” la información publicada en redes sociales.
Varios estudios publicados en las últimas décadas han mostrado que durante las crisis sanitarias los ciudadanos se basan en gran medida en la información publicada por las principales organizaciones de noticias, siendo el uso de diferentes fuentes uno de los elementos clave que definen el carácter de dicha información (e.g., Chew y Eysenbach, 2010)
Un indicador clave en el trabajo de los medios son las voces que los periodistas incluyen en sus informes con el objeto de narrar las historias que dan a conocer a la audiencia (Schudson, 2003). Para hacer su trabajo, estos deben desarrollar relaciones con sus fuentes y al mismo tiempo defender su independencia y autoridad como profesionales.
La variedad y la credibilidad de las fuentes elegidas son indicadores clave del pluralismo de la información dentro de los ecosistemas mediáticos (Balbontín y Maldonado, 2019). Estas prácticas pueden cambiar dependiendo del contexto político, tecnológico, social y cultural, así como en respuesta a eventos específicos, y crisis sanitarias como el COVID-19. En efecto, las pandemias representan un contexto de crisis en el que las rutinas habituales de noticias pueden modificarse considerablemente producto de la naturaleza del mismo agente patógeno.
Este informe reporta resultados nacionales obtenidos por el proyecto ANID-COVID “Análisis y monitoreo automático del rol del periodismo y los medios en sus diferentes plataformas durante las fases de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 en nueve países de América, Europa y Asia”. En particular, este estudio compara la presencia de diferentes tipos de fuentes informativas en la cobertura de COVID-19 por parte de los principales medios de información chilenos en sus redes sociales, analizando las voces que narraron la crisis a lo largo del 2020 y su relación con la propia evolución de la pandemia. En base a un análisis de contenido computacional, este estudio analizó 168.250 posteos sobre COVID-19 publicados en las 27 cuentas de Twitter, Instagram y Facebook de nueve medios nacionales de comunicación chilenos, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2020.
En tanto la pandemia del COVID-19 se ha establecido como la nueva normalidad en todo el mundo y la duración de los acontecimientos asociados ha sido considerablemente más larga que la de otras crisis sanitarias, este estudio revela oscilaciones en el comportamiento del periodismo y los medios, y nos permite examinar el fenómeno desde la perspectiva de su evolución. Además, nos otorga la posibilidad de observar las capacidades de adaptación de los medios tradicionales a diferentes plataformas digitales y, con ello, los cambios que las lógicas del mundo digital han generado en la cobertura periodística a nivel nacional.
Este estudio se hace altamente relevante, en tanto proporciona información sobre el rol del periodismo y los medios de comunicación en la construcción de la salud como objeto de debate público, especialmente durante una crisis global como es el COVID-19. Considerando los extensos debates sobre la (in) existencia de pluralidad de voces en las noticias, los resultados entregados también aportan claridad sobre las fuentes que tuvieron mayor influencia y protagonismo en la narración de la pandemia en Chile y su potencial impacto en la sociedad.